jueves, 1 de noviembre de 2007

La chica super poderosa ( y II)

En la primera parte de este artículo publicada la semana pasada, planteamos que la comunicación ejerce un enorme poder en la vida de los seres humanos. Gracias a ella estamos sobre la faz de la tierra, reproduciéndonos; evolucionando intelectual, cultural y tecnológicamente; estableciendo vínculos personales, sociales, políticos, religiosos y comerciales entre individuos y países; viviendo y disfrutando de la magia de la palabra oral y escrita, así como de la maravillosa expresión de la pintura y la escultura, entre otras manifestaciones artísticas.
Desde que el hombre pobló la tierra, se vio en la necesidad de establecer un vínculo con los otros individuos, pues se dio cuenta que no podía sobrevivir sin la ayuda de sus semejantes. Para ello debió buscar una forma de expresar sus deseos, necesidades y emociones, surgiendo así la comunicación.
Al principio de la historia, el hombre se relacionó con sus pares por medio de gestos, ruidos y gruñidos. Luego lo hizo a través de los signos pictóricos, plasmando en las paredes de las cuevas que habitaba, imágenes dibujadas sobre la jornada de caza. A esto se le denominó arte mural o rupestre, expresado en pinturas, grabados y relieves. Data de la Era del Paleolítico Superior, y se ha conservado en las cuevas originarias existentes en diversos países de Europa. Las primeras pinturas conocidas del arte rupestre fueron las de la cueva de Altamira, ubicada en la provincia de Santander en España.
Posiblemente fue el toque del tambor, instrumento musical con mayor antigüedad, lo que dio lugar al primer código de señales acústicas. Tal vez, siglos más tarde, del sonido se pasó a la luz del fuego como señal visible, para establecer una comunicación entre tribus o pobladores separados por la distancia; constituyéndose así el uso del humo durante el día y de la llama del fuego durante la noche, en la primera señal visual conocida. Existen pruebas fehacientes de la utilización del humo como recurso de comunicación de algunas tribus de Norteamérica.
Renny Yagosesky (2001) plantea que de acuerdo con algunos estudios antropológicos, el origen de la comunicación humana se puede explicar mediante dos teorías: la Teoría Onomatopéyica, según la cual el hombre comenzó a hablar imitando los sonidos de la naturaleza, y la Teoría de las Interjecciones, que nos dice que el ser primitivo emitió los primeros sonidos articulados por la necesidad que tuvo de expresar lo que sentía, es decir, sus emociones y sentimientos.
Con el desarrollo del cerebro, el hombre aprendió a designar los objetos con ciertos sonidos y les dio nombres con los cuales se relacionaba. Pero debieron pasar 800 mil años para que el hombre pudiera desarrollar la capacidad de expresar sonidos completos en forma de palabras y oraciones comprensibles.
Una vez surgido el lenguaje hablado, el hombre se dio cuenta que necesitaba que sus emociones, ideas, pensamientos, actividades de supervivencia y comerciales, permanecieran en el tiempo y pudieran ser conocidas por su entorno y por las generaciones futuras, por tal razón inventó la escritura.
Se considera que el hombre comenzó a comunicarse por medio de la escritura hace 5 o 6.000 años a. C. Los primeras escritos conocidos fueron realizados por los egipcios y los mesopotamios hace aproximadamente cuatro mil años a.C.
Al principio, los signos fueron sólo dibujos de objetos, y su finalidad era referirse a esos objetos o expresar una idea sugerida. Así, por ejemplo, el dibujo del disco solar podía significar el Sol, pero también la idea de día. Esta manera de escribir, rudimentaria y simple, es conocida con el nombre de escritura pictográfica, es decir, escritura pintada. En Egipto y Mesopotamia, las primitivas escrituras también fueron pictográficas, pero luego esto cambió. Los signos dejaron de ser representación del objeto dibujado o de una idea para expresar, en cambio, el sonido de la palabra correspondiente a ese objeto. El dibujo del disco solar ya no representó al Sol o al día, sino al sonido de la sílaba sol.
Hacia el año 1000 a.C. los fenicios, pueblo comerciante de Oriente, inventó el primer alfabeto, del que, a través de griegos y romanos, deriva el nuestro.
En el transcurso del tiempo el lenguaje hablado y el escrito sufrieron una serie de cambios que los convirtieron en lo que son hoy en día. Según algunos investigadores, mientras el hombre evolucionó, experimentó cambios en su cerebro y en varios órganos relacionados con el sonido de la voz, tales como las cuerdas vocales, los huesos maxilares, y los músculos que permitían el movimiento de las partes responsables del habla.
A lo largo de los años, el hombre se dio cuenta que el contenido del mensaje transmitido a través de la palabra escrita o hablada, o por medio del lenguaje corporal, podía provocar reacciones positivas o negativas en el individuo receptor de ese mensaje.
La manera cómo nos expresamos, miramos o nos acercamos al resto de los hombres cuando entablamos una comunicación personal puede resultar agresiva o adecuada para ellos, de acuerdo con las palabras o gestos que empleemos y la manera cómo los damos a conocer.
Sabemos que la comunicación es fundamental en la vida, y sin ella no existiría la sociedad tal como la conocemos en la actualidad. Tampoco se lograría la resolución de conflictos ni la satisfacción de nuestras necesidades humanas.
La próxima semana trataremos el tema de la comunicación asertiva, la agresiva y la pasiva. ¿Cómo es tu estilo de comunicación?, pronto lo sabrás…¡Hasta la vista!

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